Hoy lloro por tí.
Mi lagrima discurre por mis mejillas y empapa el café que sostengo
en mis manos, enfriándolo.
Tal como sucede en mi corazón.
Hoy leo la noticia. Te imagino cayendo con tu hijo en
brazos, sujetándolo contra tu pecho, en un ultimo intento por evitarle el daño,
el sufrimiento.
Quien podría evitarlo, quizás alguno que observa tras la
puerta cuando sales de casa a buscar trabajo.
Quizás ese otro que pudo sostenerte y no lo hizo cuando
fuiste a pedir ayuda.
Te imagino con tu hijo en brazos engrosando como tantas veces la cola del
paro y te veo caer.
Volver humillada a casa después de sentir el acoso de los
perros negros del hambre. Del hambre maldita que ataca a tu hijo.
No te conozco
y te veo caer y lloro contigo, aunque no sepa quien eres. Aunque con tu anonimato
se borren las huellas de la ignominia.
Y te siento caer y tu vacío a tus pies es el mío y es el de
todos los que estamos metidos en esta maldita locura de sociedad psicopática.
Mañana dirán que estabas loca, que pasabas una depresión postparto,
que no pudiste con tu vida. Yo no te conozco y siento tu dolor.
Tus gritos
ahogados en el silencio de la oscuridad porque hasta las velas se acabaron y ya
no había dinero para más.
No te conozco y aun para mi vergüenza mañana miraré para
otro lado tratando de olvidar y seguir con mi vida. Hoy no.
Hoy mi lagrima discurre con la tuya y mi dolor confluye con
el tuyo y la misma locura nos invade.
Porque no hay dolor mas grande que mirar al vacío apretando
a nuestro hijo contra el pecho.
Porque tu dolor es el dolor de todos los que hemos
concertado nuestra caída y la de los nuestros con nuestro silencio cruel.
LA NOTICIA:
Una mujer de 37 años de edad se ha
arrojado al vacío desde un sexto piso con su hijo de cuatro años en brazos este
lunes en el barrio de San Antón de Murcia. (publicado hoy en 20
min.)
La noticia me ha estremecido como a tí, como a tofos (o casi todos). Y mi primer pensamiento ha sido: qué espanto ha tenido que pasar esa mujer para llegar a tomar esa decisión. Le hemos dado la espalda toda la sociedad, como en tantas otras cosas, todos tenemos nuestra parte de responsabilidad.
ResponderEliminarPerdona, no te he dicho que soy tu prima Chus o Mª Jesús
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