Hoy ha sido un dia de descanso dentro del descanso. He caminado por el viejo Madrid. Recuperando lugares, espacios y sobre todo sus gentes. Esto es quizas lo que mas he echado de menos, porque a lo largo de Gran Via, bulliciosa y multicultural, calle preciados, Atocha, Tirso de Molina, Lavapies... lo que he comprobado es que aquel talante madrileño socarron, aquel gracejo entre cariñoso y burlon que establecia la relacion entre camarero y cliente se esta perdiendo. Madrid se esta, diciendolo con cierto eufemismo, europeizando pero a su vez esta perdiendo mucho de su identidad.
Puede ser que las nuevas generaciones prefieran los 100 "panecitos" o los "Estarbucs" o cualquier otra multifactoria plena de lucecitas de neón de las que a mi me dañan la vista.
Y puede ser que los nuevos camareros intentan seguro ser los mas agradables del mundo pero los que hemos sido del Madrid de antes, el de toda la vida, de verdad que lo añoramos.
Una simple anecdota por ejemplo.. En una sidreria asturiana, de las mas antiguas, ya no se sirve sidra a granel, no es rentable.
Pobre Madrid de casa y corte.
Diario de un naufrago a 19 julio de 2025