Cuando el ángel de la muerte roza con sus grandes alas

Hoy he tomado café donde casi todos los días desde que vine a vivir a Palma.

Cuando salía de casa he sentido un movimiento inusual, como un traquetreo que no podría decir en qué consistía, pero había algo fuera de lo habitual.

Al doblar la esquina dos policías que no debían estar allí, una vecina hablando con otra de forma muy callada, en una acera normalmente desierta y donde la vida no se detiene nunca a charlar.


Al llegar al café y sentarme en la mesa me sentía inquieto, algo no estaba como debería estar normalmente. Todo en una apariencia de seguir lo cotidiano. Hasta que, por fin y justo a mi lado, de una mesa a otra salta la revelación trágica. Alguien se arrojó por una terraza justo en el edificio de al lado mío.

Un joven de unos cuarenta comienza a explicar a una señora mayor de mesa a mesa como ha vivido la tragedia. Regresaba del trabajo y al pasar al recinto, el vive en el mismo edificio, la encontró ahí tirada, inmóvil, no había nada a su alrededor que pudiera clarificar el encuentro, pero el supo en ese mismo instante que ya no estaba, que se había ido sola, sin decir adiós, sin despedirse.

Este joven todavía conmocionado buscó en si mismo que hacer y en este momento repara que alguien a su lado, otro desconocido esta llamando a emergencias.

Después lo habitual, lo técnico, la policía, la ambulancia y el juez, esto llega mas tarde, cuando ya está todo el drama ejecutado y la puesta en escena llega a su fin.

Antes, horas antes y esto forma parte de la ficción de vivir, una anciana de setenta años, que vive sola después de toda una vida educando, cuidando, y soportando la carga familiar posiblemente de un marido y unos hijos a veces demasiado duros con ella. Vive sola.

Una anciana que posiblemente por ultima vez consulta su antigua agenda de teléfonos de los "por si acaso" y descarta muchos por "el para qué importunar", una anciana que a lo peor ha recibido un diagnostico demasiado duro para afrontar sola, o a lo peor, peor, ha recibido la noticia de una despedida aún más dura.

Algunos dirán que no era para tanto, otros dirán que estaba enferma, los mas allegados puede que hasta se den cuenta de cuanto podían haber escuchado su silencio. El hecho es que nadie estaba allí.

Las enfermedades diagnosticadas modernas del siglo XXI pueden matar. La soledad también.

DISEÑADAS PARA SER ADICTIVAS

Hoy he tenido la gran suerte de recibir en mi wahtsapp un video de youtube que es parte de una conferencia que ha dado la dra. Marian Rojas Estapé  medico licenciada en psiquiatria.

Durante mucho tiempo, tengo ahora dos hijos de cuarenta años y una hija pequeña de siete y medio como ella misma manifiesta. He intuido que las herramientas informaticas, ademas de ser un gran avance para la humanidad y tener la capacidad de ayudar a su desarrollo e integracion. Tambien constituian un arma potencial en manos de desalmados y miserables si no vigilabamos de cerca sus intenciones.

En toda la adolescencia de mis hijos que se desarrollaron con los primeros ordenadores personales, spectrum, 286, 386 etc.. siempre mantuve una actitud de alarma encendida porque veia que aquellas viejas pantallas ya resultaban demasiado atrayentes. esto me ha costad más de una discusión y sentirme un padre un tanto rarito.

Posteriormente surgieron los móviles que hoy conocemos. Que maravilla. Al fin nos podiamos comunicar desde cualquier sitio y en cualquier momento. ¡Alguien da mas!.

Pues sí. Nacieron los video juegos para jugar en red. Ya no necesitabamos salir a jugar a la calle, para qué. Hace frio ó calor segun la estación y lo peor, la calle es un lugar peligroso. Mejor en casa.

Y por fin nacieron las redes sociales. Alucinante, ya no tengo que exponerme delante de alguien para decirle que me gusta, una carita lo hace por mi.

Al fin caimos en la trampa, esta estaba oculta en el primer eslabón y se ha ido desarrollando y perfeccionando de una manera siniestra y perversa para conseguir que los más vulnerables, los niños caigan como pececitos en la adiccion.

Los monstruos que lo han diseñado, sabían el poder dañino que entrañaba pero no les importa lo mas mínimo, eso sí a sus hijos y a quienes cuidan de sus hijos si les han prohibido utilizar pantallas.

La droga es para quien la consume, no para quien la distribuye, dice esta doctora en su conferencia.

Pero vamos mas alla todavia. Intuyo que para los gobernantes no seria muy costoso normativizar y legislar en favor y proteccion de estos niños. Pero tambien intuyo una cierta connivencia con los monstruos, porque de verdad ¿no es mas manejable un ser cuanto mas vulnerable y adicto sea?.

Quizas ahora nos comenzamos a asustar porque han crecido demasiado las casas de apuestas y juego en nuestros barrios. Puede ser el resultado de haber dejado que los monstruos entraran en nuestras propias casas sin haber reparado en ello.

No dejeis de escucharla por favor. Todavia queda esperanza.