MATAR A UN NIÑO


Cuando veo lo ocurrido en Palestina, como en tantas partes del mundo, niños masacrados blancos, negros de todas las razas y religiones. Solo puedo ver la insaciable codicia humana, el afán machista de prevalecer los unos sobre los otros. ¿Que dios es mas justo, el que mas mata? ¿El que acaba por destruir, esclavizar y anular al otro?

No lo hacéis en nombre de ningún dios. Lo hacéis por crueldad y conscientemente anuláis al otro,     le negáis su existencia.

No, la gente normal, lo que vosotros dirigentes psicóticos llamáis despectivamente el pueblo, las clases populares, no somos así. Tarde o temprano habrá un momento en que esa gente, ese pueblo que llora impotente ante sus niños asesinados levantará la vista y dirá basta.

 


Cada niño asesinado es un puñal clavado en el cuerpo universal de la especie humana. Nos estamos desangrando a nosotros mismos y estamos tan anestesiados de poder y tan borrachos de tecnología que somos incapaces de sentirlo y poner conciencia en ello.

Hoy lo vemos avergonzados y miramos para otro lado, ahora son ellos, sus niños por los que lloran, luego pueden ser los nuestros y seremos nosotros los que lloraremos, que importa que niños sean, la cadena de la crueldad y la miseria humana sigue añadiendo eslabones uno tras otro y parece que no tiene fin y a nadie le importa nada.

Hay que despertar, abrir los ojos y mirar. Alguien tiene que parar esto.

LA CRUELDAD NO ES GRATUITA

CUANDO LA REALIDAD SE IMPONE

Hace tiempo ya escribí una entrada con este mismo titulo. Pero es que a veces la realidad se nos vuelve tozuda y nos presenta situaciones semejantes que no por ya pasadas y vividas en la distancia dejan de ser brutales y horrendas.

Me refiero como no al master de los conflictos armados, al mas o a uno de los mas antiguos en el tiempo y también a uno de los mas dañinos. El conflicto, ahora ya guerra sin cuartel en oriente próximo entre los palestinos e israelíes.

Como siempre justificamos el genocidio con mil posibles razones. Se han justificado en la historia en las mentes mas locas y perturbadas, verdaderamente patológicas de los dirigentes que los provocan.

Dirigentes que si fueran capaces de asumir su responsabilidad humana ante tanta aberración y matanza tendrían que acudir a algún centro especializado donde recibirían sin duda diagnósticos severos de trastornos de conducta esquizoides y sociopáticos. Dirigentes, grandes niños miedosos muchos de ellos con traumas de abandono, faltos de cariño y amor en su mas tierna infancia. Matones y chulos de barrio en su adolescencia donde sobrevivir y ser el mas fuerte era su valor de vida. Aprendieron a despreciar cuando si hubieran tenido otra educación pudieran haber sido otras personas, no sociópatas despiadados que condenan a pueblos enteros al exterminio.

¡Que puede justificar una barbarie sino el miedo a volver a sufrir una barbarie anterior!


Esta puede ser sin duda la justificación del gobierno de Israel para justificar la masacre que llevan ahora a cabo.

Decimos que la violencia engendra violencia. No es tal en mi opinión. Es el miedo desbocado lo que engendra la agresividad y permite la crueldad para defenderse.

Si Israel su pueblo su gente,sus hijos hubieran podido mirar a los ojos al pueblo a las gentes, a los hijos del pueblo palestino con curiosidad, con afectividad con inclusión si fueran capaces de verse, se verían tan reflejados e iguales, tan iguales en el terror sufrido. Este terror que nos hace ser total y cruelmente iguales.

Veo imágenes de la atrocidad cometida por los terroristas de Hamas contra gente indefensa, gente que se estaba simplemente divirtiendo, familias, niños, mujeres israelíes y mis ojos se inundan de lagrimas ante tanta atrocidad. Nunca podre justificar el terror como defensa y mucho menos como razón de estado.

Me remonto en el tiempo y recuerdo imágenes de los campos de refugiados palestinos durante la ocupación israelita. Después la primera intifada aquellos niños apedreando tanques y camiones cargados de militares con sus fusiles tan destructivos y selectos y veo los ojos cubiertos de niebla de aquellos niños aterrados cuando veían morir asesinados a sus padres. C

Me remonto en el tiempo un poco mas para ver esos vagones de la muerte que llegaban a los campos de exterminio nazi, la vergüenza total de Europa que nunca debió existir. Allí veo de nuevo los ojos, esos ojos de terror de aquellos niños separados de sus padres que no volvieron a ver también asesinados por la “razón de estado” o mejor dicho la razón de aquel sociópata gobernante

¿Dónde y cuando paramos?

Hoy he escuchado en la cadena SER a una de mis periodistas mejor valoradas quizás porque somos de edad semejante y esto también une en los criterios. Me refiero a Maruja Torres. También en su intervención se traduce hoy un atisbo de derrota, en la creencia de que solo es el odio y el terror los sentimientos que genera y mueve la humanidad.

No puedo estar de acuerdo, no al menos en esta vida. Puede que sea un eterno romántico, puede que sea un naufrago de amor o mejor un loco. Creo que esto se puede revertir.

¿Dónde y como revertirlo?


Obviamente cambiando el paradigma desde el principio a través de un compromiso mundial por la educación. No se trata de avances mas o menos innovadores, no se trata de enseñar mas y mas conceptos. Se trata de cuidar afectivamente, de acoger en el amor, de educar en la igualdad y sobre todo en la ecología humana. Un estado que enseñe estos valores muy posiblemente recoja buenos frutos.

¡¡¡SI NO QUEREMOS TERRORISTAS, NO LOS CONSTRUYAMOS!!!

Dejemos de creer en estos políticos parlanchines y oportunistas que nos hablan de las miserias cuando su modo de vida es completamente distinto gozando de privilegios que no tienen nada que ver con los pueblos que los rodean.

¡¡¡ES NECESARIO ABRIR BIEN LOS OJOS!!!

Para mirarnos cara a cara en lo que somos y comprender que pueblo a pueblo y mano a mano los que no tenemos privilegios ni apellidos somos mas y mejores cuando construimos juntos.

Por una paz posible y una convivencia en paz.

 

LA MUERTE


 

Hasta ahora casi siempre he estado escribiendo sobre hechos que tienen que ver con la vida y nuestro compromiso con ella no solo con mi vida, también con la vida de todos, con la vida en si misma.

Hace unos días topé de pronto con alguien cercano a mi cuya hija se había suicidado en la lejanía de su dormitorio en otra capital europea llena de prometedoras oportunidades. Tenia treinta y dos años cumplidos el día que determinó que no deseaba continuar viviendo.

Hoy por el contrario he acompañado a una persona que tiene un ser querido en cuidados paliativos por un cáncer terminal. Me narraba como desde su angustia vivía el esfuerzo de este enfermo por aferrarse a una vida que se escapa.

Lo que para unos es  un compromiso fundamental seguir viviendo para otros se convierte en una carga insospechada. La reflexión es ¿Qué puede determinar lo uno y lo otro?.

Hace tiempo siendo mucho más joven manteniendo una vida no de sobresaliente pero si de aprobado alto para todos aquellos que me rodeaban yo mismo encontré el borde de un negro abismo. No hablo de un abismo metafórico sino de un abismo real, un abismo con unas piedras que me hablaban susurrando, un viento gélido, era invierno, que congelaba cualquier idea o sentimiento cercano al amor. El motor del coche acelerando y frenando en los últimos metros finales sustituían los ruidos de mi cabeza que solo pensaba en el salto final.

Afortunadamente no llegó y hoy doy gracias por haber retrocedido a tiempo. Si sirvió para hacer de mi la persona que hoy soy. Comprometida con la vida y comprometida con el amor a la vida.

También el compromiso con la vida implica desde la responsabilidad de vivir aceptar lo que sucede cada vez que tomas una decisión. Porque en eso consiste el libre albedrio, tomar decisiones y hacerte cargo de ellas.

Que sucede cuando en tu vida no te has parado, unas veces por no tener tiempo y otras por no querer tener tiempo para parar. Tu vida se convierte en una sucesión de hechos inconexos y encadenados que conforman todo tu tiempo de vida, que por otro lado no sabes cuanto puede ser. Algún día sucede un accidente, otras veces en el mejor de los casos has vivido tu tiempo y llega el momento de la decrepitud y el descalabro ya no eres quien eras y por mucho que te empeñes nunca volverás a serlo.

En estos casos si no has hecho tu camino puede ser que sientas la impotencia de contemplar el tiempo perdido en todas aquellas cosas que utilizabas a tu gusto como sustituto del valor real de lo vivido. Es en este momento cuando topas con tu vulnerabilidad y te das cuenta que la vida es demasiado corta para desaprovecharla.

Constatar esto lleva en ocasiones a actuar como siempre hiciste peleando luchando como quien tu creías que siempre fuiste. Solo que esta vez luchas contra ti mismo y solo puedes constatar la impotencia de registrar derrota tras derrota.

Solo la luz de aceptar con humildad tu vulnerabilidad cuando ya no te quedan armas para seguir luchando. Solo cuando sientes que tus fuerzas que siempre tuviste se escapan por todos los poros de cuerpo marchito. Solo en este momento de soledad única contigo mismo aceptar con humildad a aquel que fuiste te dará la fuerza suficiente para emprender el tránsito hacia el amor y la transmutación con la calma necesaria para emprenderlo.

Feliz regreso...

La vida en una mirada contenida

 

 

Cuando un niño abraza a otro, la vida se abraza a sí misma.

Cuando un niño mira a otro la vida solo se está mirando a sí misma.

Cuando alcanzamos a ver con la mirada curiosa de un niño podemos ver la grandeza de todo el universo en una sola mirada correspondida.