Después de todas estas fiestas toca retomar la senda y continuar el camino.
Aun suenan los acordes de los villancicos y el ultimo taponazo del cava puesto a enfriar.
Ahora empieza la singular tarea de volver a comenzar y digo volver porque así es como lo experimento. Para mi las navidades fueron siempre mas que un paréntesis, un fin y un comienzo. Comienzo durante muchos años lleno de nuevos deseos y expectativas que poco a poco se truncan y desde hace unos pocos más pleno de esperanza y confianza en que lo que va a venir es parte de lo esencial de mi vida para poder seguir el camino encomendado.
Esta vez me ha tocado la gran suerte de vivir unas navidades llenas de pequeñas y grandes ilusiones vistas en la mirada de mi hija con sus cuatro años y medio. Ella me ha hecho recordar la navidad mas representativa. hasta tal punto que he recuperado algunos de los ruidos, olores y sabores que adornaron mi infancia mas preciosa.
El advenimiento de la nochebuena, los preparativos, los niños jugando, los villancicos a todas horas, el chocolate bien espeso y humeante, la coca producto de esta nueva tierra y los picatostes que traje conmigo de la antigua, tantos momentos de paciencia y frio esperando ver a sus majestades los reyes de oriente, el ruido rasgado de los paquetes que se abren, nervios, alegría, saltos y mas saltos.
Bendita ilusión que me anuda la garganta y me gustaría poder preservar de por vida.
Ahora es el momento de volver. Toca comenzar con la realidad. Ojalá que esta vez si los reyes me hayan traído un buen regalo aunque, qué estoy diciendo si en estos momentos tengo delante de mi la mirada de mi hija. Ya estoy regalado.
Feliz año 2017 a todos los que me conoceís... y a los demás también.