Cuando la soledad sale al paso

Hace seis días ha aparecido en un parque de Bilbao una anciana sentada en un banco, sola, inmóvil, atemporal. Su mirada perdida recuerda la de tantos ancianos que son más viejos quizás por el simple hecho de estar más solos.

Esta anciana si ha removido conciencias y ha permanecido rodeada de gente durante todos estos días. gente conmovida, gente curiosa, gente que retrataba, gente que se hacía un selfie con ella y que posiblemente puede haberle negado a su abuela no hace tanto por pesada.

Solo que esta anciana no está viva. esta anciana es una escultura hiperrealista más o menos conseguida, pero al fin y a la postre es una muñeca sin vida a la que le regalamos nuestra compañía tan preciada y escondida para otros que nos rodean, que si están vivos y posiblemente lo necesiten más. 

Cual es quizás la diferencia. Esta anciana (muñeca) no puede pedir nada a cambio por mi pena y entonces no me incomoda. Paso, la veo, me conmuevo o no y sigo mi camino como si nada. no me pide nada y yo obviamente no siento la necesidad de compartir nada y así de sencillo continuo mi camino y la vida sigue adelante.

Quizás en este mundo al revés que vivimos la experiencia debería ser justo, al contrario. vistiendo a indigentes, ancianos, refugiados a todos muy bonitos decorados como muñecos ahora que estamos en navidad decorarían bien nuestros jardines. es posible que cuando los viéramos despertara nuestra conciencia individualista y pobre de una vida acomodada y nos daríamos cuenta de lo injustos y egocéntricos que somos cuando nos sentamos al lado de esta estatua.

Con soledad. Antonio Juanas  4/12/2019  en la antesala de la Navidad

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