Una reflexión

Sí. La situación que estamos viviendo por describirla de alguna forma es extraña. 

Nosotros afortunadamente no lo estamos viviendo con angustia. Hay mucha gente que sí, porque sobre todo en Madrid a casi todos les toca algún familiar, amigo cercano que ha cogido la enfermedad.
Mí hija está conmigo permanentemente, mi ex esposa tuvo que seguir trabajando y no estimamos conveniente seguir haciendo los intercambios semanales por seguridad.
Retomo lo de la situación extraña. Acostumbrarte a vivir en un piso de 70 metros cuadrados y hacer toda tu vida allí es dificultoso, cuando tu cuerpo y sobre todo me refiero a Ariadna contiene mucha energía que gastar.
Acostumbrarte a ir al super con guantes y mascarilla, a comprar lo indispensable y al volver lavar toda la ropa que has utilizado, también se hace extraño.

Lo más extraño ¡LA AUSENCIA! la ausencia social, no poder viajar puede solventarse y te acostumbras, pero no poder ver a tus amigos y tus personas queridas, no pisar los caminos que habitualmente pisas... No poder abrazar y dar un beso. Esto si se hace duro.
Quizás lo más duro de todo es la incertidumbre de no saber cuándo pasará.
 Esto nos lleva, me lleva a topar con la vulnerabilidad, darse cuenta de que no somos lo que creemos, que nuestro ego nos ha llevado a pensar que somos invulnerables y constatar con tristeza que no es así nos lleva al recogimiento y a administrar nuestro ser interior.

Todas las noches Ariadna y yo salimos a aplaudir, a las ocho de la noche, no somos únicos, somos todos. los barcos del puerto de Palma suenan todas sus sirenas, incluso los coches de policía que patrullan también. Sentir la unidad, el afecto y la pertenencia te devuelve la esperanza.

Espero que cuando pase todo esto, algo habremos aprendido y algo podamos cambiar. No podemos seguir esquilmando este planeta, no tenemos derecho, tampoco podemos seguir maltratando a nuestros vecinos en función de su origen y necesidad, no tenemos ningún derecho. Tendremos que aprender de nuevo a viviry a convivir. Y quizás nuestro planeta todavía nos ayude .

Un gran abrazo a tod@s en nuestro decimo quinto día de confinamiento.