EL CIRCULO

 

Hace mucho tiempo, cuando era niño, recuerdo una película de las que entonces llamábamos de indios y americanos. Como si en realidad los verdaderos americanos por derecho no hubieran sido ellos. Hasta eso les despojaron, pero esto es otra historia para contar.

Retomando el camino en esta película alguien es herido en un desierto y los buitres comienzan a sobrevolar sobre él formando el circulo de acecho.

Durante un buen rato permanece en el suelo boca arriba con los ojos abiertos, impotente sin poder escapar de esta situación observándolos y siendo consciente de la situación que se le viene encima.

Hoy en 2021 me  pasa y creo no ser el único, sentirme como este vaquero, solo, tendido en el suelo, sintiendo la muerte cercana, con los ojos muy abiertos espantados, impotente ante la situación que me rodea y de la que no puedo escapar.

Tengo mis buitres particulares, claro esta, no son buitres comunes, cada uno tiene los suyos y tienen que ver con el carácter y el momento vivido.

Uno se llama soledad, este es grande y negro y mira de frente desafiante esperando cerca para dar el picotazo, otro le llamo apatía es el resultado de la situación de aislamiento que vivimos, el tercero es desilusión por todo lo que se ha venido abajo y tuve que abandonar, el último en incorporarse, el que menos esperaba y el más peligroso y sin duda el más tenebroso se llama miedo. Hasta ahora no tuve la sensación de que me cercaban, pero ahora he mirado hacia arriba y los he visto ahí acechando, formando su circulo de muerte sobre mí.

Sé que estoy vivo, soy consciente de ello, pero apenas puedo mover mi cuerpo arrastrando mis piernas. A veces pienso que esto es solo un mal sueño, pero la realidad se impone tozuda y una llamada, una noticia un saber y conocer de alguien que se fue te vuelve al círculo.

Me rebelo, como tantas veces hice antes, a duras penas me incorporo y trato de escapar, pero el desierto es grande y parece que no se va acabar nunca. Recibo una llamada y es la sensación de ver una luz en el horizonte, quizás un pueblo cercano donde encontrar refugio y cura.

La estancia se llena de luz, hablamos, reímos y los buitres levantan el vuelo. Esta vez no, me digo a mi mismo y aprendo la lección. De aquí solo salimos juntos, nos necesitamos unos a otros como las luciérnagas en la noche, somos polillas en un bosque de oscuridad, solo nuestra pequeña luz unida a todas las demás podrá alumbrar una salida. Todos juntos en esto es la única forma de escapar de los buitres negros que nos acechan. Todos juntos en la hermandad del ser humano, sin diferencias, sin juicios, con amor y pasión por vivir.

Gracias por estar ahí, humanidad.