Amar, cuidar y sobreproteger

 

Tiempos de pandemia, malos tiempos para el amor.


Durante los últimos meses en los que voy un poco de acá para allá según lo que me ha sido permitido. Me refiero a los episodios de confinamiento obligatorio y voluntario recomendado por los gobiernos y los medios de comunicación que nos rodean. He ido observando cambios sustanciales en mi propio comportamiento y en las personas mas cercanas con las que he podido relacionarme.

Ahora tengo una nueva etapa de educación preadolescente en mi vida. Mi hija tiene ocho años y no exagero diciendo que es bastante despierta para su edad. Sin embargo, lo que me ha llamado la atención en la medida que les he podido observar es una maduración por encima de lo normal en general en todos y todas, mi hija, sus amigos y amigas de la misma edad. ¿casualidad? No estoy seguro. Por mi experiencia sé que muy pocas cosas, diría que ninguna son fruto de la casualidad mas bien se deben siempre a una causalidad latente.

Por otro lado, están sus padres entre los cuales me incluyo. Madres y padres en general angustiados, aunque algunos no lo muestren específicamente. Por la situación que les ha tocado vivir. Desde esta perspectiva estos padres y madres, cada uno a su manera tratan de cuidar y proteger a su prole y en el camino, la linde entre el cuidado y la protección natural y la sobreprotección es a veces muy estrecha.

En unos se muestra de una forma muy clara y evidente porque han llevado a sus hijos directamente al aislamiento, al no contacto con otros niños y a un uso a mi forma de ver siempre, excesivo de los medios de protección.

Otro grupo pasa por lo contrario optan por fomentar una forma de sobreprotección desde la exigencia y la responsabilidad adjudicándoles cuidados y responsabilidades que no se corresponden con su edad. En estos últimos me incluyo, porque a veces me he “pillado” ahí.

Lo que es común a unos y a otros en estos tiempos de pandemia es el miedo nuclear a perderlos y que ellos a su vez puedan perder su vida y entiendo aquí por su vida, no solo el hecho de seguir viviendo sano, sino su aprovechamiento escolar, su forma de juego, su ocio y necesidad de deporte, su relación con los demás niños.

Esto nos ha llevado a situaciones complejas que comienzan a pasar factura en las relaciones con nuestros hijos. Les achacamos a ellos a veces que están enfadados y puede ser cierto, pero no es menos cierto que nosotros también estamos enfadados y casi siempre desorientados ante su enfado y el nuestro.

Esta situación que estamos viviendo nos ha llevado contra las cuerdas y como padres hemos reaccionado lo mejor que hemos podido según nuestras posibilidades. Unos siendo más laxos incorporando a veces un exceso de tecnología cuando quizás no era necesario llegar a tanto. Otros estableciendo unos límites demasiado rígidos para tratar de evitar lo que también a veces es inevitable y por último los más en un “arre” y “sóo” constante emulando la forma de llevar unas riendas que no tenemos muy claro como sujetar.

Sin embargo y retomando lo comentado al principio, ellos están viviendo la vida y la época que les ha tocado vivir y es posible que se adapten mejor de lo que nosotros podemos intuir. He escuchado a mi hija y a otras amigas exponer claramente que no les gusta esta situación y que están hartos de llevar la mascarilla, que tienen ganas de poder juntarse otra vez con sus amigos como hacían antes. Esto es lo lógico que pueden expresar, solo que no lo muestran con enfado sino con fastidio, aceptando que ahora esta es la situación, cosa que a nosotros creo nos cuesta bastante más.

Siempre he manifestado que la escucha es fundamental, ahora mas que nunca. Escuchemos a nuestros hijos, paremos el reloj si es necesario para escuchar lo que nos tienen que decir. Podemos conocer sus miedos, sus angustias y por qué no,
sus soluciones sencillas para poder seguir adelante. Esta generación estoy convencido que va a incorporar unos valores nuevos en su actitud ante la vida, porque de esto va lo que está sucediendo.

Si nos damos cuenta como padres, si escuchamos sin juzgar, sin pensar por un momento que nosotros estamos por encima como adultos por nuestra experiencia, “experiencia” que nunca habíamos tenido antes, por cierto. Si somos capaces de establecer este contacto con nuestros hijos, si aprendemos esto, nuestro vinculo saldrá reforzado de toda esta situación.

Personalmente yo voy a intentarlo, suerte.

14 comentarios:

  1. Me gusta la descripción con sentido compasivo hacia los padres . Además de invitar a escuchar y no juzgar . Me encanta . Un abrazo .

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    1. Gracias Julio, amigo. En esto tu tambien has sido partícipe, me has ayudado a comprender.

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  2. Que verdades.Desde luego es admirable como los niños se adaptan a todo con facilidad y siguen siendo felices...aunque cambien sus valores o se hagan mas responsables y maduros a nivel humanitario y por el medio ambiente.Tenemos que creer en ellos y escucharles mas porque son muy sabios.Un saludo Antonio.

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    1. Gracias por el comentario, es una certeza cuando decimos que ellos son el futuro. Un gran abrazo.

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  3. Siempre ha sido importante, escuchar, dialogar, compartir, tener calma, empatía,... debemos seguir igual y si es posible un poquito más.
    Ánimo a todos. Gracias Toni por la reflexión.

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    1. Gracias por tu reflexión y por tu escucha lectora. Un abrazo

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  4. Estoy contigo en este punto de que es el momento de todos aunque para los niños es su momento más vital, marcará sus vida sustancialmente y generará nuevos hábitos. Quizás no lo comprendamos sin embargo ellos se están preparando para una nueva forma de vivir.
    Por otro lado, los valores humanos son una constante y eso es algo que padres y madres, como hijos y como amigos debemos de sustentar. Aquí no hay error alguno, educar en valores y en la libertad de pensamiento y discernimiento es el camino, en mi humilde opinión. Yo creo en los jóvenes, estoy muy afectada de las campañas de aviso y derribo que los medios hacen con ellos. Yo solo veo jóvenes responsables acatando normas, allí donde mire. Y los niños, y tu niña son seres más conscientes y por ello tendrán más capacidad de discernimiento. Ellos crearán un nuevo mundo y yo confío que será mejor que el nuestro. La tecnología ayudará y su conciencia que pertenece a esta nueva Era de Acuario creara una nueva civilización. De eso no tengo duda, este momento es histórico en la historia de la civilización. Abramos los ojos y sintamos más vivos que nunca para ver qué y cómo acontece.
    Gracias Antonio por tu texto, por tu mirada respetuosa hacia todos y todo.
    Un gusto leerte y seguir compartiendo

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    1. Gracias por tu comentario y por estar ahí cerquita al otro lado. Un gran abrazo.

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  5. Gracias Antonio, que bonito. Aina

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  6. Son momentos de aprendizaje cada uno cómo puede dentro de la situación que le toca vivir y sin duda los niños son grandes maestros.
    Gracias Antonio por compartir tus Reflexiones.

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  7. Estoy de acuerdo con todo lo que dices no tengo hijos pequeños pero si a los que conozco veo que lo llevan bastante mejos que los mayores, que yo creo que hasta nos está cambiando el carácter, yo particular mente hablo por mi lo llevo bastante mal pero tendré que aguantar no hay otro remedio

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    1. Gracias por tu comentario, sí realmente a los mayores nos cuesta mucho mas la adaptación. Lo vivimos con ansiedad y frustración. Un gran abrazo y suerte.

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  8. Qué sí,aquí estamos para cuidarnos mutuamente.No muchos, pero suficientes para que nadie se siente abadonad@.
    Además somos creativos y encontramos algún modo de comunicación, saltando sobre los bloquéos que intentan colocar en el camino. El caríño fluye......

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