LA MUERTE


 

Hasta ahora casi siempre he estado escribiendo sobre hechos que tienen que ver con la vida y nuestro compromiso con ella no solo con mi vida, también con la vida de todos, con la vida en si misma.

Hace unos días topé de pronto con alguien cercano a mi cuya hija se había suicidado en la lejanía de su dormitorio en otra capital europea llena de prometedoras oportunidades. Tenia treinta y dos años cumplidos el día que determinó que no deseaba continuar viviendo.

Hoy por el contrario he acompañado a una persona que tiene un ser querido en cuidados paliativos por un cáncer terminal. Me narraba como desde su angustia vivía el esfuerzo de este enfermo por aferrarse a una vida que se escapa.

Lo que para unos es  un compromiso fundamental seguir viviendo para otros se convierte en una carga insospechada. La reflexión es ¿Qué puede determinar lo uno y lo otro?.

Hace tiempo siendo mucho más joven manteniendo una vida no de sobresaliente pero si de aprobado alto para todos aquellos que me rodeaban yo mismo encontré el borde de un negro abismo. No hablo de un abismo metafórico sino de un abismo real, un abismo con unas piedras que me hablaban susurrando, un viento gélido, era invierno, que congelaba cualquier idea o sentimiento cercano al amor. El motor del coche acelerando y frenando en los últimos metros finales sustituían los ruidos de mi cabeza que solo pensaba en el salto final.

Afortunadamente no llegó y hoy doy gracias por haber retrocedido a tiempo. Si sirvió para hacer de mi la persona que hoy soy. Comprometida con la vida y comprometida con el amor a la vida.

También el compromiso con la vida implica desde la responsabilidad de vivir aceptar lo que sucede cada vez que tomas una decisión. Porque en eso consiste el libre albedrio, tomar decisiones y hacerte cargo de ellas.

Que sucede cuando en tu vida no te has parado, unas veces por no tener tiempo y otras por no querer tener tiempo para parar. Tu vida se convierte en una sucesión de hechos inconexos y encadenados que conforman todo tu tiempo de vida, que por otro lado no sabes cuanto puede ser. Algún día sucede un accidente, otras veces en el mejor de los casos has vivido tu tiempo y llega el momento de la decrepitud y el descalabro ya no eres quien eras y por mucho que te empeñes nunca volverás a serlo.

En estos casos si no has hecho tu camino puede ser que sientas la impotencia de contemplar el tiempo perdido en todas aquellas cosas que utilizabas a tu gusto como sustituto del valor real de lo vivido. Es en este momento cuando topas con tu vulnerabilidad y te das cuenta que la vida es demasiado corta para desaprovecharla.

Constatar esto lleva en ocasiones a actuar como siempre hiciste peleando luchando como quien tu creías que siempre fuiste. Solo que esta vez luchas contra ti mismo y solo puedes constatar la impotencia de registrar derrota tras derrota.

Solo la luz de aceptar con humildad tu vulnerabilidad cuando ya no te quedan armas para seguir luchando. Solo cuando sientes que tus fuerzas que siempre tuviste se escapan por todos los poros de cuerpo marchito. Solo en este momento de soledad única contigo mismo aceptar con humildad a aquel que fuiste te dará la fuerza suficiente para emprender el tránsito hacia el amor y la transmutación con la calma necesaria para emprenderlo.

Feliz regreso...

La vida en una mirada contenida

 

 

Cuando un niño abraza a otro, la vida se abraza a sí misma.

Cuando un niño mira a otro la vida solo se está mirando a sí misma.

Cuando alcanzamos a ver con la mirada curiosa de un niño podemos ver la grandeza de todo el universo en una sola mirada correspondida.

AMOR ROMANTICO

 

Hoy me gustaría escribir sobre el amor romántico.

Una muy buena amiga nos ha pedido que en una frase pudiéramos definir lo que para nosotros es este desafío de amar románticamente.

Cuando pienso en el romanticismo inmediatamente viene a mi memoria las poesías, las canciones y tantos y tantos escritos de sobra conocidos.

También pienso en el estereotipo del hombre compungido, desesperado que sin ninguna opción de poder recuperar a su amada al final se quita la vida. Otras veces el sufrimiento oculto y prolongado durante años de un corazón femenino quebrantado por el incumplimiento de una promesa de amor hecha en una situación comprometida.

 Me pregunto porque nuestra visión habitual del amor se entrecruza con el sufrimiento ante la pérdida del mismo amor. 

Amar le pertenece a la persona que ama y no a la amada. Uno puede amar y no ser correspondido. Así mismo puede amar y verse envuelto en una relación truculenta de celos y pasiones mal correspondidas. También y ojalá que sea vuestro caso la relación amorosa es plena y continua así durante mucho tiempo. Lo cierto es que amar es el sentimiento más fuerte. que conmueve al ser humano y de hecho genera en la una fuerza interior que podríamos decir que mueve montañas igual que la fe. Porque en mi opinión se trata de eso, si no de fe si de confianza en la persona amada. Así de pronto me viene a la cabeza tantas historias contadas sobre grandes travesías y viajes que hicieron los amantes para poder verse de nuevo.


 ¿Sin confianza no hay amor? Nada mas lejos, lo que no puede haber es relación sana. Uno puede estar en la confusión, en la ira, en la venganza o en la desventura porque ha perdido la confianza en la persona amada y en este punto su amor persiste, pero se pervierte al no poder expresarse y sentirse correspondido, al no poder fiarse. Esta es la antítesis del amor porque se puede convertir a veces en ese amor posesivo, enfermizo y obsesivo. Este es el amor que mata cuando no comprende.

Retomando el principio de lo escrito para mi amiga recordé un ejercicio de los propuestos en biodanza en el que compartimos lo mas preciado que tenemos como seres humanos que somos, nuestro corazón. De esta forma mi definición del amor romántico seria mas o menos así: 

 Amar es poder depositar mi corazón en tus manos sabiendo que en ellas es donde esta más cuidado y seguro.  


Diario de un náufrago en 18de diciembre de 2022 segundo año de... la innombrable.